Iglesia considera “una vergüenza” transporte público

La iglesia católica calificó como de “una vergüenza el transporte público del país” y afirma que los dominicanos viven un calvario en este sentido desde hace décadas. “Los cuantiosos recursos invertidos, por diferentes gobiernos, para brindarle a la población un servicio limpio, puntual y decente, han caído en sacos rotos”, afirman los religiosos en la nota editorial del semanario Camino, órgano de difusión del arzobispado de Santiago. Señaló que en base a triquiñuelas y extorsiones hay quienes en el negocio del transporte, exhiben riquezas escandalosas basadas en los sufrimientos de una población huérfana de funcionarios eficientes, a quienes les duela el despilfarro de los bienes del Estado. “Al pasar de los años, los gremios choferiles se han convertido en verdugos de quienes tienen que utilizar este ineficiente y anárquico servicio del transporte público”, precisa la nota de Camino. Afirma que se han quedado atónitos cuando ven que a cambio de su actitud esos empresarios reciben premios y recompensas que los transforman en arrogantes y altaneros, a la vez que van adquiriendo un poder, del cual, si no se pone freno a tiempo, nos lamentaremos. Agrega que la violencia en su forma más primitiva es la respuesta de los que El Nacional en una ocasión señaló como “Dueños del país”, y ve como se convierten en reyes ante cualquier asomo de llevarlos al redil de la ley. “No podemos continuar con este desorden. Hace años que países latinoamericanos con una situación socioeconómica similar a la nuestra, tienen un transporte público organizado y eficiente”, afirman. Estiman que el país se ahorraría divisas, tendrían menos contaminación, disminuiría significativamente el congestionamiento de las vías y los más pobres tendrían un alivio económico. Se pregunta ¿Cómo es posible que todavía estemos dependiendo de vehículos pequeños, en donde apenas caben seis pasajeros, para desplazarse a sus centros de trabajo, universidades, colegios y escuelas? Ve como anclado en el sofisma de que los trabajadores del volante son humildes padres de familia, se permanezca estancados en la historia, retrasando medidas que debieron tomarse, como organizar un transporte colectivo dispuesto a la modernidad y a la eficiencia.